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¿Qué es una Batería Ion de litio?


Pese a que hay muchas tecnologías experimentales que prometen dotar de mayor rendimiento a las baterías de los dispositivos electrónicos (computadoras portátiles, celulares, etc), por ahora continúa el reinado de la tecnología de ion de lítio, que es la que utilizamos en casi todas las baterías de los dispositivos modernos.

La tecnología de ion de litio (Li-Ion) utiliza un electrolito de sal de litio para atraer los iones que provocan la reacción electroquímica que libera la energía.

Entre las principales propiedades de esta tecnología que la han popularizado, encontramos la disminución del llamado “efecto memoria” de las antiguas baterías de níquel-cadmio presentaban, y que consiste en que a cada ciclo de carga incompleto, la capacidad de la batería disminuía por la formación de cristales que impedían la carga máxima en el material del cual estaban compuestas.

Si bien el efecto memoria de las baterías de ion de lítio no se ha podido eliminar del todo, sí se ha podido minimizar en gran medida.

Una elevada densidad de carga es otro punto a favor de este tipo de baterías frente a otras tecnologías.

Esto significa que empleando el mismo espacio de almacenamiento que, por ejemplo, con las baterías de níquel-cadmio, se almacena una mayor cantidad de energía, y es posible almacenar la misma que con otras tecnologías más antiguas reduciendo el tamaño de las baterías, lo que nos lleva a una mayor miniaturización de los dispositivos como consecuencia.

Ligado con esta característica, es posible fabricar baterías de un escaso espesor, por lo que su integración en dispositivos tipo smartphone o wearable es muy simple.

El alto voltaje y una descarga constante (siempre el mismo voltaje) cuando está siendo utilizada, son dos características más que la hacen idónea.

Esto, simplificando, significa que estas baterías son fiables, con lo que pueden ser empleadas sin temor en dispositivos electrónicos de gran precisión y alta fiabilidad, muy sensibles a altibajos en la alimentación, como las computadoras.

La autodescarga (la energía que pierden las baterías cuando se almacenan sin utilizar el dispositivo que las monta durante un largo periodo de tiempo) es mínima, y las baterías presentan una vida operativa muy larga.

Los cuidados que hay que dar a este tipo de baterías para poder mantenerlas en forma son simples.

Si, por ejemplo, vamos a guardar el dispositivo que monta la batería durante un largo periodo de tiempo, es recomendable no hacerlo con la batería cargada al máximo, sino dejarle más o menos la mitad de la carga (entre un 40 y un 60%).

El sol directo o ambientes húmedos son grandes enemigos de este tipo de baterías, por lo que lo mejor será guardarlas en lugares cerrados con una temperatura más bien fresca (menos de 20 grados centígrados).

Tampoco es bueno dejarlas descargar del todo, aunque de cuando en cuando (una vez al mes, por ejemplo) hay que dejarlas descargar hasta un 20 o un 15% aproximadamente para calibrarlas.

Algo muy importante para prolongar al máximo la vida operativa de la batería, es cargar el dispositivo mediante un cargador adecuado.

Lo ideal es hacerlo siempre con el mismo cargador que se suministra junto al dispoositivo, pero de no poder hacerlo, debe llevarse a cabo la carga con un cargador que respete el mismo voltaje y amperaje que presenta el cargador original, para así no forzar la batería a niveles extremos que le harían perder capacidad o dañarse irremediablemente.

¿No tienen desventajas? Sí, entre ellas un número de cargas finito.

Este oscila, pudiendo llegar al millar en un dispositivo como una computadora portátil o un smartphone.

¿Qué pasa después de haber completado este número de ciclso de descarga? Dependerá de como hayamos tratado la batería, pero lo más probable es que vaya perdiendo capacidad de forma acelerada hasta darnos una autonomía mínima.

Esto es bien visible en computadoras portátiles que ya tienen unos años de uso a sus espaldas, y en smartphones que han estado en servicio durante un periodo de tiempo dilatado, generalmente más de tres años.

El excesivo calentamiento es otra desventaja de esta tecnología.

¿Has puesto alguna vez tu mano en la parte inferior de tu laptop cuando hace horas que has estado trabajando con él, o has tocado la parte trasera de tu smartphone tras pasarte un buen rato jugando a un juego que le exije mucho al hardware? Hay dispositivos que prácticamente podría utilizarse para freir un huevo…

Vale, tal vez esta última afirmación sea un poco exagerada, pero haz la prueba y notarás un calor fuera de los normal.

Este sobrecalentamiento puede acabar, incluso, en explosión o combustión, como bien pueden atestiguar algunos propietarios del smartphone Samsung Galaxy Note7, que la firma surcoreana acabó retirando del mercado precisamente por un problema en sus baterías que podía llevar a la explosión de estas.

Todavía hoy, en aviones de varias aerolíneas, puede escucharse un mensaje prohibiendo tener dispositivos Note7 prendidos o cargando, deben estar desconectados y apagados.



Por Guillem Alsina, el 12/05/2018.

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