Enviar una conversación de WhatsApp por correo
El programa de mensajería instantánea WhatsApp nos permite, desde el terminal en el cual lo tengamos instalado y configurado, realizar y recuperar copias de seguridad, que realiza previamente en local (en el mismo teléfono) o en la nube (en servicios como, por ejemplo, Google Drive).
No obstante, esta solución es global, almacenando todas las conversaciones y recuperándolas a la vez, además de ser muy poco versátil, puesto que solamente nos permite interactuar desde la app móvil.
Si en cambio queremos salvar una conversación concreta (por ejemplo, por los datos que contiene, por su valor sentimental, o por motivos de seguridad), dicho sistema de backup no nos será útil.
Para guardar una conversación concreta, WhatsApp nos propone otra solución distinta: enviárnosla por correo electrónico.
Para ello, en primer lugar, entraremos en la app y cargaremos la conversación que queremos guardar y, en ella, pulsaremos sobre el botón de menú (el icono con tres puntos que tenemos en la parte superior derecha):
Para, seguidamente, pulsar sobre la opción Más:
Y, del submenú que obtendremos, pulsar sobre la opción Enviar chat por correo:
Como en una conversación podemos introducir elementos multimedia (audio y vídeo), podemos optar por enviar estos o no hacerlo, según nos solicitará el mismo servicio:
Como vemos, podemos optar por anexar los archivos o no hacerlo. La app nos informa que en caso de decantarnos por la opción de hacerlo, el envío del mail podría tardar diversos minutos (y también consumir más datos de nuestra tarifa), puesto que habrá más ficheros y el mensaje “pesará” más.
A partir de aquí, WhatsApp utiliza el programa de correo configurado por defecto en el terminal como, por ejemplo, Gmail, abriendo en él un nuevo mensaje y agregando como archivo adjunto en formato texto la conversación y, si así se lo hemos indicado, también como adjuntos los ficheros multimedia.
En el mensaje de correo deberemos rellenar la dirección de envío, por lo que podremos poner tanto una dirección que sea nuestra, como la dirección de otra persona para compartir una conversación.
Cuidado, no obstante, con esta última forma de proceder, puesto que dependiendo de a quien mandemos qué conversación sin permiso de la otra parte, podríamos estar incurriendo en un delito de revelación de secretos o de otro tipo.
Por lo tanto, cuidado también cuando introducimos la dirección de destino, pues si nos equivocamos, podríamos estar mandando la conversación a una tercera persona a quien no nos interesa mandarla. Y las posibilidades aumentan por la función de autocompletado del campo de dirección de destino del cliente de correo electrónico.
Por Guillem Alsina, el 16/04/2016.