Luís contra los Oligarkas
Así es como se denomina un videojuego que desde hace unas semanas está siendo elegido por muchos internautas en la Argentina, no por la calidad del juego (porque es muy elemental) sino por lo que representa.
Actualmente en la Argentina hay una contienda entre las autoridades del gobierno nacional y los representantes del sector del campo por cuestiones de las retenciones en las exportaciones. Con esto es suficiente para entender que el Luís del juego es en realidad Luís D´Elía, un dirigente sindical argentino que apoya al gobierno y que los oligarcas (u oligarKas como dice en el título) son los hombres del campo (no los simples campesinos sino los grandes terratenientes).
El mes pasado, Luís D´Elía protagonizó una charla en una radio donde salió hablando mal de los terratenientes diciendo que los odiaba a todos, y que odiaba a todos los oligarcas y a toda la burguesía, entre otras cosas; todo de una forma muy agresiva -como suele hacer-. A pesar del enfrentamiento, terminó siendo una situación muy cómica la que, sumada a un enfrentamiento con ese sector el pasado 25 de Mayo -este ya no fue tan gracioso-, sirvió de origen para este juego.
En el videojuego, D´Elía debe evitar que los que apoyan al sector del campo llenen la Plaza de Mayo (la plaza que está en frente a la Casa de Gobierno y donde se desencadenó el enfrentamiento), para lo que debe darles golpes de puño. Y cuando el “gauchómetro” marque que hay 25 “gauchos golpistas”, entonces pierde. Una de las ayudas para lograr su misión es lograr tomar los panchos o hotdogs que Néstor Kirchner (el ex – presidente de la nación y esposo de la actual presidenta).
Y mientras se está jugando, se escuchan frases como “Basta de afanar”, “Dejen de Kurrar” (tanto afanar y kurrar por robar) y “Odio a los oligarcas”, entre otros, todos refiriéndose a estos hechos.
Eso sí, si esperan algo de calidad, ni siquiera intenten verlo porque es lo más básico que puede haber. Pero para recrear las situaciones vividas, es un juego muy gracioso (no la situación en sí, por supuesto).
Por Analía Lanzillotta, el 31/05/2008.