El circo mediático de Yahoo!, Google y Microsoft
Agosto será un mes decisivo para Yahoo!: es el mes en el que se van a reunir los integrantes de su junta de accionistas y allí decidirán cómo va a continuar todo, incluso hasta si seguiría o no Jerry Yang, uno de los fundadores de la compañía y además, quien está al frente de todo y el que tiene la voz final para las decisiones.
Para ir resguardándose de lo que podrá ser ese momento, especialmente si uno de sus principales accionistas, Carl Icahn, continúa con su postura en contra de los actuales directivos de Yahoo! y a favor de la venta a Microsoft, desde la compañía están mandando algunas flechas salvadoras al resto de los accionistas y al público en general.
¿Por qué flechas salvadoras? Porque están haciendo lo posible, a través de diversos métodos, como por ejemplo el envío de cartas, para convencer a todo el mundo -especialmente a los accionistas- que su postura es la correcta, dando argumentos que justifiquen sus actitudes y mostrando lo que piensan hacer de ahora en más.
Antes que nada, la unión con Microsoft es casi imposible, por no decir imposible (nunca se puede decir que algo es 100% seguro en este ambiente en el que hay tantos miles de millones dando vuelta), ni siquiera el acuerdo en el que sólo se incluía al motor de búsqueda. Lo argumentan diciendo que al continuar siendo independientes, van a poder seguir desarrollándose y creciendo a través de muchas más formas que si estarían con el gigante tecnológico. Algo de razón tienen. Y este es uno de los puntos clave sobre el que tienen que trabajar para convencer a sus accionistas, los que estuvieron viendo durante estos meses como subían y bajaban las acciones, y por ende, su dinero, el único interés de por medio.
Pero lo que no rechazan es la alianza con su archirival Google que tiene como foco de interés el segmento de la publicidad online, algo sobre lo que ya hemos hecho comentarios en notas anteriores. Acá se hablan de cifras de 800 millones de dólares anuales de ingresos y de beneficios que van entre los 250 millones y los 450 millones de dólares durante el primer año a partir de la fecha en que entre en vigencia en acuerdo.
Para poner más presión a los accionistas -y buscando de todas formas convencerlos para que no apoyen a Icahn- la compañía de Yang salió a mostrar al mundo su nueva reorganización que incluye: “desarrollo de producto, negocios en Estados Unidos, y estrategia interna y utilización de datos”. Es que la presión para que los apoyen se hace no sólo a través del bolsillo -porque acá en comparación saldrían perdiendo- sino también a través de los medios.
Digamos que todo esto se convirtió en un gran circo mediático, lleno de idas y venidas. Como esas grandes ruedas de la fortuna que hay en las ferias, y que lo único que hace es girar: a veces estás arriba, a veces abajo, pero nunca se avanza. Seguramente va a haber un final para todo este proceso, o más que final de un proceso sería mejor decir el inicio de otro. Todos protagonizados por los mismos actores. Y ahí está el otro punto.
Microsoft con su monopolio en un sector y lentamente tratando de tomar mayor protagonismo en otros que hoy son fundamentales en el negocio -y utilizando todos los elementos que puede para lograrlo-; Google que no quiere perder su papel central en su mundo online y aliándose al rival más cercano para que tampoco se le acerque demasiado en el segmento en el que es casi monopólico, y Yahoo! -con presiones internas y externas- que va y viene, y todavía sin saber 100% como va a terminar esto.
Se parece a estos programas televisivos de chusmeríos del espectáculo, en el que hoy uno de los protagonistas está a los besos con uno, y mañana se pelea y están a los manotazos, mientras empieza a estar a los besos con el que hasta el momento había sido su peor enemigo. Es lamentable, pero la mediaticidad y el deseo de estar en primera plana para ejercer mayores presiones, logró que figuras tan relevantes del mundo tecnológico, que tanto hicieron por el desarrollo de este sector, terminaran como las vedettes de segunda que hacen hasta lo imposible para tener unos minutos en una pantalla televisiva.
Por Analía Lanzillotta, el 28/06/2008.