Se acaban los teléfonos móviles gratis?
Las operadoras de telefonía móvil pronto podrían adoptar una tendencia a que viene de Japón y entronca con el concepto del “low-cost” (bajo coste) que ha echado raíces en nuestro vocabulario: se trata de acabar con la tendencia a la subvención en los teléfonos móviles.
Desde el principio de la expansión comercial de la telefonía móvil dar de alta una línea con contrato ha sido bonificado con el regalo de un teléfono o un descuento importante en la adquisición de un nuevo terminal. Ésta es una práctica no exclusiva de un mercado concreto, sino que a nivel mundial se ha realizado desde los orígenes de la telefonía móvil comercial a gran escala. Es lo que se ha dado en llamar subvención para el terminal.
Pues bien, desde Japón nos llegan las primeras noticias de una nueva tendencia que hace que las operadoras pongan a la venta paquetes de bajo coste sin subvención, o sea, sólo las llamadas a un precio bastante asequible. Es normal: si el cliente no paga el teléfono y el fabricante bien lo tiene que cobrar, evidentemente la operadora no pondrá el dinero sobre la mesa para que el usuario final se quede con él; podríamos decir que la operadora “adelanta” este dinero en concepto de subvención a devolver, y que este retorno se produce con el coste mensual del contrato y las llamadas.
En Julio del pasado año 2007, Softbank (una de las principales operadoras de Japón) introducía lo que llamaba “Tarifa Blanca”, que por un precio muy competitivo (lo que sería la equivalente a unos 7 o 8 Euros mensuales) incluía un paquete de llamadas gratuitas y el resto a un precio muy económico… pero sin móvil.
El éxito fue inmediato, y ha acabado forzando a otras dos potentes operadoras del país (NTT DoCoMo y KDDI) a seguirle la estela si no quieren perder cota de mercado entre el público joven, el más sensible a estos precios (más que nada porque todos sabemos que cuando se es joven y con contadas excepciones, no abunda el dinero), ofreciendo tarifas sin móvil subvencionado.
El resultado ha sido que la vida media de un teléfono móvil se ha alargado casi en un año en el país del sol naciente, pasando de dos años y unos pocos meses a más de tres años. Y, naturalmente, las ventas de teléfonos nuevos se han desacelerado en una proporción significativa, agravando la crisis entre los fabricantes y beneficiando a las pequeñas economías domésticas.
Los más perjudicados son, naturalmente, los que se dedican a fabricar teléfonos móviles, y quién lo nota más aún son las compañías pequeñas, que como en otras áreas de negocio no tienen ni reservas ni recursos para aguantar una bajada en las ventas de su material, al contrario de los grandes que soportan mejor las situaciones coyunturales del mercado.
Y además, es necesario añadir que el mercado en Japón está muy fragmentado, con un líder en ventas de terminales (Sharp) que apenas tiene un 20% del total. Con ello, lo que estoy diciendo es que esta situación afectará a todos los jugadores de la “liga” japonesa por igual…
Y como puede afectarnos esto a nosotros? Pues es muy simple: Japón es junto con Corea del Sur un banco de pruebas en el que las tecnologías son utilizadas y juzgadas por los usuarios. A partir de aquí, las empresas estudian si llevarlas al resto del mundo y como hacerlo.
El experimento de las tarifas “low-cost” sin subvención para el teléfono parece que ha tenido éxito, por lo que no sería extraño que otras operadoras estén ya evaluando introducir ofertas de esta naturaleza en sus respectivos territorios.
Esto facilitará el acceso a la telefonía móvil especialmente entre la gente joven que ahora no se lo puede permitir y que sus padres no se lo quieren pagar, siempre y cuando consiga un teléfono, que bien le puede dejar o regalar un amigo.
Al igual que en Japón, la vida media de nuestros teléfonos crecerá en meses o años, frenando el crecimiento de la industria. Personalmente, creo que lo que harán muchos fabricantes es reducir la diversidad en sus catálogos, centrándose en los móviles que tienen más salida y apartarán aquéllos que no han tenido tanta demanda en el mercado. Tal vez incluso Nokia se verá afectada de alguna forma por esta nueva perspectiva de mercado, y tendrá que reducir ni que sea sensiblemente su vasto catálogo que engloba desde los modelos más simples hasta los más potentes.
Pero como posible causa de esta bajada en los precios también quiero añadirle a modo de cosecha personal la amenaza que me parece supondrá la telefonía IP móvil una vez las redes WiFi y WiMAX (en especial esta última) empiecen a consolidarse. El coste casi cero para operadoras y usuarios y la posibilidad de utilizar programas como Skype para llamar a un móvil que está en otro país a coste casi cero, o desde un terminal a un ordenador de Internet esté donde esté del mundo de forma gratuita, se lo están haciendo repensar a las operadoras.
Al perjudicar a los fabricantes, estas iniciativas tocarán lugares de trabajo, y eso puede provocar la intervención de algún gobierno (y más ahora que estamos en tiempo de crisis, más propiciatorios para intervenciones de esta naturaleza), por lo que habrá que ver como reaccionan éstos.
Por Guillem Alsina, el 30/10/2008.