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La RIAA se pasa y las discográficas pueden sufrir las consecuencias


vinyl_albumsLa RIAA (organización estadounidense que afirma defender los intereses de la industria discográfica y las productoras musicales así como de autores, compositores e intérpretes) se ha lucido a base de bien en su última contienda legal, pues ha conseguido que se impusiera una multa de casi dos millones de dólares a una ama de casa que, evidentemente, no tiene dinero para pagarla. ¡Y aún por encima se vanaglorian como si fuera una gran cosa!

El hecho es que Jammie Thomas-Rasset, la acusada de la descarga de canciones, dice que quien realmente las bajó fueron sus hijos menores de edad (8 y 10 años). Este hecho, unido a que esta señora sea una humilde trabajadora que vive en las afueras de una gran urbe y es de suponer que gana lo suficiente para mantenerse y ahorrar un poco, no ha sido suficiente para ablandar el corazón de los abogados de la organización que reúne a las grandes discográficas norteamericanas, verdaderos motores de esta industria a nivel planetario.

Es seguro que la multa será rebajada, pero que quedará pendiente de pago una cantidad muy respetable, también os lo puedo asegurar. Ahora que la RIAA le ha hincado los dientes a una presa como esta, no va a soltarla así como así.

La organización se vanagloria de esta sentencia; para ella, se ha aplicado el castigo justo a una vulgar ladrona que había traficado con más de 1.500 canciones, provocando unas pérdidas a la industria de gran magnitud. El cálculo es rápido: si tengo 1.500 canciones que puedo compartir todo el día y me las bajan X personas por hora, entonces… ¡pérdidas multimillonarias!

¡Falso! las cosas no son tan simples, ni técnica, ni socialmente. Realmente, estoy en contra del pirateo de contenidos, pero cuando veo cosas como el canon que se aplica a los medios de almacenamiento (y que inicialmente afectaba a los CDs y DVDs y ahora afecta a discos duros y otros), creo que se legitima a piratear y, además, aprecio la filosofía de aquellos que reclaman una cultura libre, a pesar de que no creo que sea viable en una sociedad como en la que vivimos (primero habría que cambiarla).

Técnicamente, además, es factible que la computadora no estuviera conectada las 24 horas, y que otras personas no se descargaran la música a la velocidad y con el ritmo necesarios para juntar todas las copias ilegales que afirma la RIAA.

Entonces ¿porqué se ha tomado esta sentencia como una victoria? Simple, porque la asociación de las discográficas quiere poner este caso como ejemplo de lo que puede pasarle a cualquiera. Se trata de enviar un mensaje como “mira, si le hemos hecho esto a una pobre ama de casa ¿qué no vamos a hacerte a ti?”.

Pues para empezar, perseguirte. Si, números tienes (quien le dice ahora eso a la buena señora Thomas-Rasset), pero piensa en cuantos millones de internautas comparten contenidos y descargan de Internet… y a cuantos persiguen. Si debemos dar un porcentaje, este debe ser del 0,0 y-alguna-cosa-más por ciento, menospreciable.

Es más: este caso, lejos de beneficiar, puede hacer más mal que bien a las discográficas. El aleccionador ejemplo, más que miedo en el cuerpo, ha provocado rabia en la gente, que se ha solidarizado con la víctima (que no son ellos, sino ella) y que ahora puede estar dispuesta a compartir aún más.

En definitiva, el establishment dirigente no de la música, del arte, sino de los intereses económicos que hay detrás, se ve más enfangado en una batalla que ya ha perdido. Solo que ellos aún no lo saben…



Por Guillem Alsina, el 16/07/2009.

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