Eugene Kaspersky aboga por la creación de un 'pasaporte' para poder acceder a Internet
El experto ruso y fundador de la empresa que lleva su apellido no se cansa de reclamar sistemas que permitan un control más estricto de quién accede a Internet para prevenir las malas acciones que se llevan a cabo en la Red. Lejos de polémicas sobre si eso traicionaría el espíritu de libertad y anonimato de la Red, la idea de Kaspersky no es nueva ni él ha sido el primero en defenderla públicamente. Se puede estar en contra, pero sin ninguna duda el ingeniero ruso es una de estas voces que da gusto escuchar y con las que se puede disentir y discutir distendidamente, con educación y elegancia.
Hay voces que lo critican por describir una situación muy alarmista de lo que está sucediendo en la Red, pero personalmente y después de ver como está la situación entre los usuarios finales, creo que de alarmismo más bien poco. Está claro que también entiendo que las dudas que se tienen son razonables, pues este hombre se gana la vida con la venta de antivirus y productos de seguridad y, naturalmente, este estado de miedo le conviene para sus intereses.
Recuerdo una conferencia en el último SIMO (la feria de informática de Madrid, una de las más importantes de Europa) en la cual Kaspersky ya abogaba por la creación de un cuerpo policial internacional con jurisdicción en la Red de redes, una "Interpol de Internet" como la llama él en referencia al célebre cuerpo policial transnacional.
Esta vez, la propuesta de Kaspersky ha ido más allá, y en unas jornadas celebradas en la ciudad rusa de San Petersburgo, ha propuesto la creación de un "pasaporte de Internet", un documento acreditativo del derecho de una persona a navegar por la Red y que permitiría, además, identificar de forma unívoca al titular. Evidentemente, en el caso de una acción delictiva en la Red, sería mucho más fácil la identificación del causante, pero ésta es una arma de doble filo, ya que acabaría con el proverbial anonimato del que disfrutan los internautas.
Y ésta es una cuestión que no carece de importancia, pues si Internet ha tenido éxito y se ha implantado en la sociedad es gracias a la posibilidad de ser anónimo de una forma casi total. Eso ha posibilitado que, por ejemplo, la Red se convierta en el medio de comunicación de los que se oponen a regímenes totalitarios como el de China o Corea del Norte, pero también ha ayudado a que spammers, virii (creadores de virus), ciberdelincuentes y en última instancia terroristas, hayan podido llevar a cabo sus oscuras actividades.
Si en un principio los diferentes gobiernos nacionales no parecía que le diesen mucha importancia, desde hace unos años el control sobre Internet se ha convertido en una "patata caliente" que todos parecen querer abordar "por la puerta trasera", con medidas que buscan la detección e identificación de elementos políticamente peligrosos pero que en cambio no han conseguido parar los peligros intrínsecos de la Red que nos afectan todos los días en nuestra vida cotidiana.
El mismo Kaspersky reconocía que los gobiernos han sido incapaces de parar estos peligros, y yo me atrevo a decir que no han querido siquiera intentarlo, obsesionados con amenazas terroristas que no por ello dejan de ser importantes pero de las que tal vez se ha hecho demasiada propaganda y se han utilizado para controlar movimientos opositores, disidentes y, en general, cualquier muestra de incomodidad política.
Pero Kaspersky no solamente se quedó en las propuestas de medidas sociales para luchar contra el cibercrimen, ya que también propuso algunas de técnicas. Por ejemplo, respecto a los navegadores web (que se han convertido en el objetivo del malware al ser la herramienta utilizada para acceder a la Red) propuso que se ejecutasen en una "sandbox" por más seguridad, ya que de esta forma el malware no pasaría al sistema operativo.
Eugene Kaspersky también afirmó que daría con gusto parte de su privacidad en la Red a cambio de tener más seguridad, una afirmación no exenta de polémica dado que la misma Red ha crecido como una Red libre y abierta durante toda su breve pero intensa existencia.
Por Guillem Alsina, el 07/10/2008.