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Definición de Tesla


La que algunos tipifican como la compañía automovilística más revolucionaria de los últimos años, y que ha extendido sus operaciones fuera del ámbito puramente del mundo del motor, puede ser fruto de un error de las compañías “tradicionales” del sector automotriz.

Tesla Inc es una compañía fundada por Elon Musk juntamente con otros emprendedores en 2003, con el objetivo de fabricar coches eléctricos.

Quien más, quien menos, todos conocemos la fama de corporativismo de la industria automovilística, y más si sumamos esta con las industrias petrolíferas, conformando un potente lobby a nivel mundial capaz de frenar patentes sobre los coches eléctricos e influyendo en las regulaciones dictadas por las administraciones.

Precisamente, una de las regulaciones más estrictas en cuanto a automóviles eléctricos es la de California, que exigía, hace ya años, disponer de un porcentaje mínimo de vehículos en circulación impulsados por este tipo de energía.

Dicen las malas lenguas, que las compañías del sector automotriz no estaban muy por la labor, así que aceptaron financiar a una empresa dedicada en exclusiva a la fabricación y comercialización de coches eléctricos, pero con la idea en mente de que esta fracasaría y, entonces, podrían exponer ante las autoridades californianas que el vehículo eléctrico no era aceptado por el público.

Sólo que cometieron un error de cálculo: Tesla hizo sus coches bien y gustaron entre el público pese a tener un precio excesivo.

La fórmula de Tesla es simple: hasta la fecha, prácticamente todos los vehículos eléctricos comercializados por las grandes compañías automovilísticas presentan un aspecto más “feo” que sus homólogos impulsados con combustibles fósiles. Tesla rompió esta norma.

La misma razón de querer que fracase el coche eléctrico llevaría a los fabricantes tradicionales de automóviles a sabotear las ventas de coches eléctricos jugando con una baza que todo el mundo toma muy en cuenta: la estética.

Siempre, y vuelvo a repetirlo, según las malas lenguas.

Tesla empezó fabricando un superdeportivo, el Roadster, para demostrar que la alimentación eléctrica podía dar un vehículo tanto potente como belloe stéticamente.

Si bien el éxito de este vehículo fue limitado (su sucesor, el Tesla Roadster Sport, todavía está a la venta), sentó las bases de diseño y rendimiento que caracterizan a la compañía.

El Tesla Model S es un sedán de gama alta, de diseño atractivo y prestaciones más que sobresalientes.

Ofrece un autonomía entre los 340 y los 500 kilómetros, y un aceleración de 0 a 100 km/h de entre 2,3 y 5,8 segundos según el modelo. Tarda unas cinco horas en recargar completamente la batería, siendo este el principal handicap tanto de los coches eléctricos en general, como específicamente de los Tesla: el tiempo de recarga.

Con este modelo, Tesla se dirige a un segmento de comprador no tan exclusivo como con el roadster, pero todavía en la gama alta. hasta diciembre de 2017, se han vendido sobre unas 200.000 unidades del Tesla Model S.

El Tesla Model 3 busca ser mucho más popular; de formato más pequeño y precio inferior -aunque todavía alto comparado con vehículos de gasolina de gama similar-, dispone de carga rápida.

Esto permite ampliar la base de usuarios y, en consecuencia, será un modelo más construido: se prevé un pico de fabricación de medio millón de unidades anuales.

Complementando este lanzamiento, Tesla también ha lanzado paralelamente un vehículo SUV, el Model X.

Para poder atender a la demanda de alimentación por parte de estos vehículos, Tesla ha construido su propia estación de servicio/cargador, que despliega en todo el mundo.

Dichas estaciones de servicio, que cuentan también con un diseño esmerado, proporcionan, bajo el nombre de SuperCharge, carga rápida a los vehículos de la misma marca que disponen de dicha funcionalidad.

Esta red, muy desarrollada en los Estados Unidos y Europa del centro y del norte (no en vano, Tesla es marca líder en ventas en Noruega gracias a los incentivos gubernamentales para la adquisición de coches eléctricos), va extendiéndose poco a poco por el resto del mundo.

Fuera del ámbito de los coches, Tesla también ha llegado, proporcionando soluciones de alimentación eléctrica a domicilios.

Dos de sus productos, muy parecidos entre ellos, son el Powerwall (y su sucesor, el Powerwall 2), y el Powerpack, el primero (las dos generaciones) destinado a mercados domésticos y el segundo a los profesionales.

Los Powerwall son baterías que se instalan en residenciar particulares con la idea de conectarlas a fuentes de generación de energía límpia, como placas solares o aerogeneradores, o bien que almacenen carga en horario nocturno, cuando la energía es más barata.

El Powerwall 2 tiene la ventaja que se puede utilizar conectando en cascada hasta cinco baterías, de forma que ampliamos la capacidad de almacenamiento total, sumando las capacidades de cada una de las baterías individuales. Además, puede ser montado tanto en interior como en exterior.

En el caso del segundo, el Powerpack, se trata de una batería similar, pero con mucha mayor capacidad y escalable sin límites, de forma que podemos llegar a abastecer cosas como una fábrica entera.

No se acaban aquí los productos de Tesla, puesto que en 2016 presentó su techo para domicilios formado a partir de celdas fotovoltáicas.

De esta forma, es posible aprovechar el techo de una casa particular para generar eneregía que se acumula en los Powerwall o Powerpack, y se utiliza a lo largo del día en todas aquellas tareas que sean necesarias, incluyendo la carga de un vehículo Tesla.



Por Guillem Alsina, el 12/05/2018.

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