Se destruyen máquinas obsoletas y discos rígidos en la Casa Blanca
Continuamos con informaciones relativas a la seguridad informática y al manejo de la información misma en los grandes centros de poder.
Recién hablábamos sobre la poca credibilidad que tiene Reporteros Sin Fronteras, una organización francesa que denuncia la falta de libertad de expresión en los países del tercer mundo, pero no en las grandes potencias: para la UNESCO no son de fiar. También informamos sobre el uso del software libre Nmap en la mayor organización de espionaje que probablemente exista en nuestro planeta actualmente: la NSA estadounidense.
Es decir que estamos en el campo de las teorías conspirativas. De todas las existentes, nunca vi una tan estremecedora como la que reza "Google, un monopolio informático al servicio del espionaje", de la cual hablaremos quizá más adelante dada la enorme longitud del artículo y la complejidad de los conceptos allí vertidos.
Hace un tiempo se desató un debate acerca de una supuesta pérdida de información de mensajes digitales ocurrida entre 2003 y 2005 en las oficinas del poder ejecutivo de EEUU. Ahora se sabe que la Casa Blanca admitió frente a un tribunal federal que se destruyeron discos rígidos de PCs antiguas porque estas estaban al final de su ciclo útil, o ciclo de vida. En general, explica la declaración jurada, los discos rígidos se retiran y se envían a una dependencia del Gobierno para ser desmantelados.
Año a año se sustituye una tercera parte de las máquinas de la Oficina Ejecutiva del Presidente de EEUU, en el marco de un programa de renovación continua. También se aclara que algunos datos son transferidos a las nuevas PCs, mientras que otros se pierden.
Se habla de proyectos de recuperación de datos, de reciclaje de documentos anteriores a octubre de 2003… pero hasta donde se sabe la operación consistió en grabar archivos sobre datos ya existentes, con lo cual sería muy difícil o imposible recuperar mails extraviados.
En fin: lo único que arroja la información disponible es un poco de oscuridad y confusión.
Por Marcos Guglielmetti, el 27/03/2008.