¿Qué es, y cómo usar una VPN?
Pese a que Internet es una red universal de comunicaciones digitales que cubre todo el planeta interconectando personas de diferentes países, continentes y culturas, en ella todavía existen unas ciertas fronteras.
¿No te has preguntado alguna vez como es posible que utilizando Netflix no puedas ver los mismos contenidos que disfrutan en otros países? Sí, es cuestión de licencias de uso, pero técnicamente ¿en qué se basan para saber donde estás e impedirte el acceso a determinados contenidos?
La respuesta es simple y compleja a la vez, pero para resumir podríamos decir que Netflix es capaz de discriminar si la dirección IP desde la cual te conectas (y que identifica tu computadora en la red de forma única) corresponde a un país u otro, ya que el reparto de direcciones se realiza con un criterio geográfico-estatal.
Ello también explica que cuando te vas a otro país puedas disfrutar de los contenidos que tienen allí y que, a lo mejor, no puedes ver en tu casa.
Existe, no obstante, un truco para burlar esta limitación geográfica: utilizando lo que se conoce como VPN (siglas en inglés de Red Privada Virtual).
Una VPN no es más que utilizar un ordenador situado en el país desde el cual queremos simular que nos conectamos para que actúe como “puente”, permitiéndonos conectarnos a través suyo.
De esta forma, “engañamos” al servidor desde el cual descargamos la información, ya que este cree realmente que lo hacemos desde el mismo país en el que se encuentra la máquina utilizada como puente.
Este uso de un servidor intermedio tiene su precio: las descargas irán más lentas, puesto que deberán pasar por un host intermedio.
Utiilizar una VPN no es algo que se pueda explicar de forma genérica, ya que cada dispone de su software para llevar a cabo la conexión, y de su propia configuración. No obstante, sí puedo señalar que hay por lo menos dos tipos de VPNs, diferenciadas por su uso: las primeras son las corporativas o personales, creadas en el marco de una empresa o para uso propio, y las segundas son las públicas.
Estas últimas consisten en servicios que se pueden utilizar libre y gratuitamente (generalmente con limitaciones importantes en cuanto a velocidad y volumen de datos descargados), o bien de pago por una módica cuota periódica.
No puedo recomendaros una más que otra, pero he preparado un pequeño listado con algunas VPN que a buen seguro os servirá:
- Hotspot Shield: Disponible para Windows (desde XP a 10, y Windows Phone 8), Mac OS X, iOS (iPhone y iPad), y Android (de la versión 2 a la 6). También disponemos de otras formas de conexión a través de la VPN como una extensió para el navegador Google Chrome.
- TunnelBear: Disponible para las mismas plataformas que en el caso anterior (aunque en Windows, a partir de Vista, y en Android a partir de la 4.0.1), también tenemos extensiones para los navegadores Chrome y Opera.
- SurfEasy: Idéntica disponibilidad (a partir de Windows XP y Android 4.0.1) y, además, dispone de un servicio que elimina de las cookies -sin renunciar a su uso- la información que puede comprometer la privacidad del usuario.
- Psiphon: Disponible solamente para Windows y Android, deja claras sus intenciones con toda una declaración: permitir a los usuarios traspasar fronteras.
- SpotFlux: Para las plataformas de costumbre.
Recordad que el software necesario para su uso, así como la configuración, dependerán de cada servicio de VPN en concreto, no pudiendo daros desde estas líneas indicaciones genéricas más allá de que vais a necesitar descargar e instalar un software en vuestra computadora.
Por Guillem Alsina, el 07/07/2016.